La costumbre pagana de persinarse

La presignación cristiana una copia de los pueblos wotanistas

El martillo de Thor es un potente símbolo, en la religión de los nordmandos era de uso común antes del advenimiento de la era cristiana. Es una señal de protección contra el mal y de energía para la fertilidad. Sabemos que fue ritualmente utilizado para bendecir a los bebés y las novias. Un gesto en la forma de un martillo se utilizó antes de que los católicos hicieron el signo de la Cruz allí.

Los pasos para hacer el 'Hammersign' son: levante su mano derecha sobre su cabeza, cierre el puño y lleva el puño hacia abajo, justo encima de la cabeza como la foto y toca con el puño su frente. Pronuncia el nombre de "Odin"..... Ahora lleva el puño a su corazón, mentalmente trazar una línea resplandeciente de energía blanca y diga el nombre "Balder!". Va a los hombros izquierdos y derecho, decir los nombres de "Frey" y "Thor" respectivamente.

Al mismo tiempo visualizar la línea de energía que está rastreando con el puño ardiendo!!!

El Saludo Ibero

EL SALUDO IBÉRICO: Según el gran arqueólogo español de la primera mitad del siglo XX, J. Cabré, el característico saludo de los íberos con el brazo extendido y la mano abierta, de entre los siglos V al I a. C., fue adoptado por los romanos conjuntamente con el "Gladius Hispaniensis" (espada ibérica) al entrar estos en contacto con los pueblos hispanos. Sería pues, según Cabré, un saludo genuínamente íbero el que se utilizó posteriormente en todo el Imperio Romano como saludo tradicional. El conocido como "saludo romano".

Para los íberos era un gesto revestido de especial sacralidad, pues en los exvotos de los santuarios, ellos mismos se auto-representaban, con frecuencia, saludando e invocando a las Divinidades en pie y efectuando el "saludo étnico" tradicional de su Pueblo.

Los romanos no hicieron sino asimilarlo a sus propios usos y costumbres culturales. De hecho, los romanos se refieren a este como "SALUTATIO IBERICA".

Ahora bien, solo la ignorancia y la manipulación hacen que nuestros símbolos pasen a ser parte de la historia maldita y lo políticamente incorrecto.